Cuando conocí a Federico me impresionó su energía, no solo por buena, sino por abundante. Parecía no cansarse de cantar, de bailar, de reírse. Y nos volvimos buenos amigos porque es de esas personas que hace que las cosas pasen, las rumbas, los paseos, los negocios o las buenas causas. Ayer conocí una faceta suya que me ha parecido fascinante y que corresponde con lo que he estado buscando en un mentor: su faceta de empresario. Encuentro tres rasgos de su personalidad e historia que lo definen y explican su éxito como empresario: el ahorro, el desapego por el dinero, y su alineación con un propósito auténtico, masivo y transformador.

La familia de Federico ha sido marcada por una profunda obsesión por el ahorro, por gran paciencia y por un increíble sentido de la oportunidad. En una metáfora sideral, Federico me explicaba que el ahorro es un planeta, y las oportunidades de negocio, son como estrellas fugaces. Si el ahorro no es lo suficientemente grande, uno ve pasar esas oportunidades a lo lejos, pero sí lo es, esas oportunidades se estrellan contra uno, y uno puede aprovecharlas. Me decía ¿“Se imagina cuántas oportunidades de negocios le llegan a una persona como Santodomingo en un día”?  Para Federico, la obsesión por el ahorro es enorme y no le molestan aquellos que le achacan como un defecto su “tacañería”. “Esta ensalada me puede durar toda la semana”, me dijo en el almuerzo, mientras seguía explicando como el ahorro ha sido un factor determinante en su fortuna y la de su familia.

Aunque esta faceta haría pensar a cualquiera que Federico tiene una fijación con el dinero, Federico me explicó acerca de su desapego total por el resultado final de un proyecto. El mantra es “no hago mi trabajo por el salario, pero quiero, repeto y cuido mi dinero”. Lo mismo se aplica a sus inversiones. Desde que empezó a trabajar, Federico ha ahorrado una porción significativa de su salario, ha invertido en bienes raíces y ha ido creciendo el tamaño de su “planeta” esperando por “cometas” que valgan la pena. Una de esos llegó justo cuando encontró una preocupación genuina por el medio ambiente. Su preocupación lo llevó a plantearse la necesidad de ser parte de la solución y no del problema. Entonces apareció la posibilidad de invertir en su empresa que origina bonos de carbono, siembra árboles, y presta servicios profesionales de consultoría para el manejo de la responsabilidad ambiental de las empresas. Esa oportunidad, ciertamente, le cambió la vida. Sin embargo, su mayor satisfacción, más allá de los resultados financieros, está en el hecho de saber que así sea por interés, muchas empresas están compensando su enorme daño ambiental, gracias al trabajo de la empresa.

Aprendí de lo importante de inculcar en mis hijosuna mentalidad de ahorro, indentificándolo como un verdadero motor en la vida: acrecentar el tamaño de su planeta para poder dedicarse a lo que quieran y para hacer que su contribución al mundo en sus propios términos. Segundo, aprendí que tanto él como yo tenemos la fortuna de haber reflexionado sobre una obsesión que explica muchas decisiones posteriores de la vida: la suya es el medio ambiente. La mía es la de empoderar personas para que resuelvan enormes problemas en el mundo a través de sus habilidades comerciales. Parece sencillo, pero no se imaginan lo que siento  cuando veo una empresa espectacular, haciendo algo importante por el mundo cuyos dueños o vendedores fallan en ventas sólo por no tener claros dos o tres principios básicos del mundo comercial que yo les puedo explicar.

Gracias Federico por el tiempo, el almuerzo, la generosidad y las inmensas lecciones de vida! 

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